El Poder de tus Palabras para Influir y Conectar 

Silvia Becerril

El poder de la palabra radica en el espacio cultural del individuo, en sus sentimientos y en su memoria, por lo que la palabra tiene dos valores: el individual y el colectivo. Así mismo, la palabra se hereda de generación en generación. Un ejemplo para mí de esto se remonta a mi infancia, yo conviví mucho con mi tía abuela quien nos cuidaba de niños, para ella era muy común decir la palabra zaguán, yo nací con esa palabra muy común para mí, sin embargo, cuando la dije con mis amigas de la escuela no sabían a lo que me refería.

Las palabras además de tener un significado también evocan sentimientos; se podría tener dos palabras con mismo significado que evoquen sentimientos distintos.

Tomando en cuenta que nuestro lenguaje se hereda y las palabras evocan sentimientos, podríamos decir que los sentimientos se heredan.

El lenguaje influye en nuestra capacidad intelectual y en nuestros pensamientos, entre más palabras tengas para comunicarte y conectarte podrás influir en tus pensamientos.  Me he dado cuenta con el tiempo que entre más leo o escucho podcasts he logrado incorporar en mi lenguaje palabras clave que utilizó en momentos de tensión y al momento de declararlas logró cambiar la perspectiva de la situación y por ende el sentimiento.

Las palabras seducen por lo que evocan, su capacidad de seducción reside en el valor de su sonido y de su historia. El sonido de cada término esconde al oído consciente gran parte de su significado y depende de las connotaciones que impliquen sus sílabas. Es por ello que la selección de las palabras para cada momento y la forma de expresarla toca lugares sensibles de nuestra memoria para producir la seducción.

 Las palabras tienen el poder de persuadir y disuadir de acuerdo con el argumento utilizado en el lenguaje. La persuasión provoca resistencia ya que se produce desconfianza y la reacción dependerá del carácter de la persona e intensidad del mensaje. En cambio, la seducción se dirige a las emociones de la persona que recibe el mensaje. La seducción se enfoca en las palabras utilizadas y no en la argumentación, por lo tanto, se enfoca en que el mensaje que se siente y no se razone.  Se podría decir que la persuasión trata de hablarle a la razón mientras que la seducción al corazón.

En mis años de trabajo he tenido la oportunidad de liderar equipos y hace un par de años realicé un estudio de inteligencia emocional en el cual, me preguntaban que tanto compartía mis sentimientos con mi equipo, no entendía la razón de esta pregunta, cuando para mí lo laboral se asociaba a la razón. Ahora comprendo que el utilizar las palabras que lleguen al corazón es más poderoso para lograr tener un equipo comprometido que hacerlo con la lógica.

De acuerdo a Alex Grijelmo en su libro “La seducción de las palabras” nos dice que “Las palabras denotan porque significan, pero connotan porque se contaminan”1. Es decir, que dependerá de los mensajes entre líneas más que del propio enunciado pronunciado. Así mismo, las asociaciones de palabras connotan un significado singular, ejemplo la palabra “te adoro” y “mi tesoro”, ambas tienen “oro” y parecen dar valor de alhaja a la persona a la cual se le dicen.

 El lenguaje es el medio que tenemos para dialogar con nosotros mismos, las palabras que usemos para éste dialogo van a resultar en los pensamientos que generemos. Al escuchar el cerebro un sonido, éste busca un significado y se activan los sentimientos. Es por ello la importancia de poder expresar con palabras lo que sentimos.

La palabra libertad, muy usada en la publicidad, es fundamental en el lenguaje de la seducción. Los publicistas se refieren a la “libertad de vivir”, frase que se va a nuestro inconsciente y suele ser una palabra gancho para lo que se quiere vender. Es de suma importancia la “imagen de la marca” que, con su nombre, envase, etiqueta etc., vende símbolos que funcionan en el inconsciente.

 Una formula muy usada por los publicistas es usar frases en inglés o francés en sus mensajes de marca dirigidas a hispanohablantes, esto se hace para ligar al producto con su país de origen y dar un mensaje de autenticidad.

Tanto las metáforas, palabras símbolos y recursos poéticos son recursos muy utilizados por los publicistas con el objeto de seducir. Así mismo, el empleo de adjetivos posesivos tiene ese poder de enganchar a las personas en el marco publicitario ejemplo: Iberia “usa tus alas” no dice “usa alas” sino son “tus” alas, con el uso de adjetivos posesivos se busca implicar al consumidor.

El valor del pronombre posesivo “nuestro” hace de tu comunicación inclusiva y no centrada en el hablante.  Desde mi perspectiva este pronombre posesivo debe ser parte fundamental del lenguaje de un líder donde hace ver a su equipo que tanto éxitos como fracasos son “nuestros”, es decir integra al equipo como parte de un todo.

Nuestras palabras y la forma de expresarlas y mezclarlas tienen un gran poder de influir. Las palabras connotan sentimientos y son estos los que conectan el mensaje con la audiencia.  Al contar historias se tiene que conectar con el corazón más que con la razón y para lograrlo se debe utilizar un lenguaje que detalle las emociones que se narran para que puedan ser percibidas por la audiencia.

Finalmente hay un gran poder que tienen las palabras que usas en tu día a día, ya que estas impactan tus pensamientos, tu estado de ánimo, la manera como te percibe la gente y definitivamente tiene un impacto en la imagen que estas proyectando hacia los demás, por lo que te invito a ser más consciente en el uso que le das a tu lenguaje.

📷 Unsplash - Jackson Schaal

Los Mensajes están Ahí 

Alil Flores

En las últimas semanas, he notado esas pequeñas señales divinas, seguramente también les ha pasado. Son esos momentos en donde el Universo, Dios, se manifiesta y nos da las respuestas a lo que pedimos o a lo que cuestionamos o nos manda aquello que no sabíamos que necesitábamos. Es así como una persona desconocida te platica su vida, su superación o sus penas, palabras que con consejos directos o entrelineas se desvelan verdades que te llegan.

He andado distraída, como un tanto flotante, quizá es cansancio o quizá sea simplemente mi habitual desconecte del afuera para poder estar adentro. Es en este estado cuando me cuestiono mi vida, lo que he logrado, lo que quiero lograr y si realmente es lo que necesito… luego voy más allá y me pregunto si de verdad es lo que me hace o hará feliz. He de ser honesta, a veces encuentro las respuestas y otras más siguen girando aún en mi cabeza. Pero lo que más me ha “golpeado” en estas semanas es una pregunta como un puntapié de reclamo: “¿De qué te quejas?” Será que estoy prendada de ello y me vuelvo más receptiva de todo aquello que tiene que ver, pero muchas historias de gente que tiene tantas dificultades, físicas o económicas o familiares, que aparecen ante mí como una muestra de lo que no tengo, como el reflejo en un espejo donde no me veo, como una cruda lección de realidades, donde compararme está de más y quejarme es ofensivo.

Les puedo decir cómo es que los mensajes me llegan y esta vez fue tan amoroso y tan profundo, que me sentí apenada por ese departamento de quejas personal que llevo cargando conmigo. Me recordaron que en mi camino no voy sola, que hacía mucho tiempo que no me tomaba un café con Dios, y que le debía varias pláticas. Porque esta pequeña mujer, con sus ojitos radiantes y su sonrisa amable, levantaba con tanto amor sus manos en agradecimiento a la vida, aunque sufría una gran pena, que me sacudió, me enterneció y me arropó. Una perfecta desconocida que me habló lo que necesitaba escuchar.

Como es costumbre, rescato de estas semanas y les comparto que:

✩ Cada día, no nos olvidemos de agradecer, porque siempre habrá alguien deseando tener o ser un poco siquiera de lo que tenemos o somos.
✩ Abramos nuestros sentidos a la vida, no veamos a través de la gente como si nos fueran invisibles, observemos y conectemos. Nos sorprenderemos con gente maravillosa en el camino.
✩ Encontremos los mensajes que están ahí para nosotras, esperando que estemos listas.
✩ Compartamos con otros y también aprendamos a recibir.
✩ Y no se olviden de tomarse esa taza de café.

Que tengan un siguiente mes lleno de señales divinas, porque los mensajes están ahí, todo el tiempo, así que, seamos unas grandes antenas receptoras. Les deseo que su camino sea ligero, que aquello que les preocupa se resuelva y que su alma este tranquila.

  📷  Unsplash - Danie Franco

Líder: Cambiar de Opinión esta Bien  

Mariana B

Hemos crecido con la mentalidad de tener que saberlo todo, porque eso nos hace ser más inteligentes. Nos han enseñado que tener ideas claras y definidas nos ayudará a no divagar e ir por el camino correcto. También la sociedad nos muestra como el defender ideales a capa y espada es necesario para hacernos escuchar. Parte de todo esto es correcto y válido, pero debemos también tener la flexibilidad de cambiar de opinión.

Yo crecí de esa forma, sentía que tenía que tener la razón y la respuesta a todo. Cuando era pequeña (o no tanto….jajaja), si no sabía algo lo inventaba. También era muy proclive a defender mi punto de vista hasta tal punto que mi familia me decía que era muy “necia” (a veces lo siguen diciendo). Poco a poco he ido dejando de lado esa necesidad, he tenido mayor humildad para decir “no se la respuesta”. Sigo practicando la habilidad de  abrirme a otras formas de pensar, y tratar de entender su punto de vista.

Al ser líder te enfrentas cada día a una ruleta de toma de decisiones. Y con el “rush” en el que se vive entre más rápido tomes decisiones es mejor. En este proceso muchas veces tomamos decisiones sin tomar en cuenta las opiniones de los demás, incluido nuestro equipo. Y cuando alguien da su punto de vista, es común que no sea tomado en cuenta porque tu idea “definida” de como deben ser las cosas es muy difícil de cambiar.

Y sin embargo, sabes que la mejor forma de tomar decisiones es mediante el diálogo con otros, escuchando los puntos de vista completamente distintos a los tuyos, que aportan visiones que tú podrías no haber visto.

¿Sabes que Steve Jobs no le interesaba hacer celulares inteligentes?, no estaba dentro de sus prioridades. No le gustaban los celulares y menos las compañías de celulares. Pero se abrió a escuchar lo que su equipo le sugería, revisó los datos que le mostraban, y CAMBIO DE OPINIÓN. En menos de lo que pensaba las ganancias del Iphone eran mucho mayores que las ganancias de las Mac´s.

Tener la flexibilidad de re-pensar las cosas y las situaciones, te permitirá ver las cosas desde otro punto de vista. Te permitirá abrirte a nuevas formas de interpretar. No cerrarás las puertas a las opiniones de los demás. Crearás un ambiente de confianza donde las ideas son escuchadas. Entrarás en campos que no sabías que existían por tu compromiso de explorar nuevas ideas.

También es cierto que si eres el Líder que siempre quiere tener la “razón”, no solo te pueden percibir como arrogante, si no que puedes estar muy lejos de llegar a la posición de liderazgo de tus sueños. El liderazgo que hoy se necesita está poco asociado a los líderes que no están cerca de su equipo, que toman decisiones arbitrariamente, o que se manejan por costumbres y tradiciones. Por el contrario, está más asociado a aquellos que toman en cuenta la opinión de su equipo, que entienden las tendencias del mundo, que sus decisiones no son tomadas en forma individual y están relacionadas no solo con la ganancia si no con el impacto social que esa decisión deja en el mundo.

Para mi ese Líder abierto a nuevas formas de pensar se ve reflejado en sesiones abiertas de discusión, donde con café y pan de dulce en la mesa, se quiera resolver el mundo. Sesiones donde todos pueden dar su punto de vista de forma segura. Donde se llega a una conclusión o decisión final muy distinta a la que el líder había propuesto de forma original.  Extraño y añoro mucho esas sesiones!

Y por último les dejo esta nota para dejarlos analizar este mes: El estar abierto a ideas nuevas, a propuestas innovadoras, a nuevas formas de ver las cosas, está muy relacionado con la diversidad e inclusión que tengas en tu equipo. Así que hablaremos de ello el siguiente mes.

Les super recomiendo el libro “Think Again” de Adam Grant y les dejo una frase:

“Rethinking liberates us to do more than update our knowledge and opinions—it’s a tool for leading a more fulfilling life.”

📷Shahram Anhari - Unsplash 

La Libertad como Regalo del Desapego 

Jossie Montoya 

Puedo considerarme una persona inmensamente bendecida en todos los aspectos de mi vida. Soy una mexicana que un día se enamoró y hace algunos años decidió dejar todo atrás para comenzar una nueva vida en España. Acto que me llevó a practicar el desapego en su máxima extensión de la palabra y que aún lo sigue haciendo.

Hoy quiero compartir contigo una serie de experiencias desafortunadas que después de algunas semanas he logrado interiorizar, con la finalidad de poder comprender el regalo que venían a traerme.

Generalmente la vida pasa tan rápido que pocas veces nos detenemos a cuestionar qué tanto estamos apegados a los bienes materiales que tenemos y de qué manera nos relacionamos con nuestras pertenencias.

Damos por hecho que la salud, la familia y el amor son lo más importante (lo cual es así de acuerdo con mi escala personal), pero a la hora de enfrentarnos a una situación de pérdidas materiales, pareciera que en realidad éstas últimas son más importantes de lo que solemos aceptar verbalmente.

Hace unas semanas, durante el ansiado viaje anual para visitar a mi familia en México, fuimos víctimas de los amantes de lo ajeno, quienes decidieron tomar parte importante de nuestro equipaje, rompiendo el cristal de la ventanilla del coche en el que íbamos.

Dentro de lo más importante que se llevaron, estaban nuestras identificaciones y pasaportes. En el proceso para obtener la reposición de este último, fuimos víctimas (por segunda vez) de una página web falsa, provocando que hiciéramos el pago a una cuenta fraudulenta y que nos quedáramos sin cita y con unos pesos menos en la cuenta.

Finalmente, como generalmente ocurre, pudimos resolver los trámites necesarios y volver a casa. No sin antes sufrir una tercera pérdida: el equipaje con el que aún viajábamos había sido extraviado por parte de la aerolínea al llegar a Madrid.

Así, salimos del aeropuerto para volver a casa con las manos vacías y los ánimos por los suelos.

Con el paso de los días, me di cuenta de que mi cerebro había interpretado todo lo sucedido solo como pérdidas, lo cual me tenía en una posición de víctima que me impedía ver más allá de los hechos.

En realidad, al tratarse de pérdidas materiales, estaba pasando por alto lo que según mis prioridades es lo verdaderamente importante. No significa que no podamos sentir la emoción que un robo, fraude y/o pérdida pueda generar en cualquier ser humano. El tema es ¿cuánto tiempo permitimos que sea esa emoción la que determine nuestro día? Esto dependerá de qué tan apegados estamos a lo que tenemos y/o perdemos.

¿En qué momento nos desconectamos de nuestra esencia y nos identificamos a tal grado con lo de afuera?

Sin duda, mucho tiene que ver el ajetreo de la vida diaria para que ocurra esta pérdida de enfoque. O bien el incesante bombardeo que sufrimos a través de todos los medios visuales con la constante imposición de necesidades fabricadas.

Es ahí donde debemos hacer un alto y poner consciencia en la relación que tenemos con el aspecto material de nuestra vida. En absoluto considero que querer vivir cómodamente o tener algo sea malo; o que debamos vivir en austeridad o con carencias; o que esté mal lamentarse por alguna pérdida. Tiene que ver con la libertad que puede robarnos el deseo de tener ese algo o el miedo de perderlo.

Comprender desde dónde surge el deseo de manera consciente y aceptar la pérdida con su justo valor y perspectiva, nos ayudará a disfrutar libremente de los bienes materiales que tenemos, cuando los tenemos, pero sin perder nuestra libertad.

Por último, te comparto una frase que me encontró hace unos días y no pude más que agradecer porque finalmente resumía el regalo que esta serie de situaciones traían a mi vida:

“Si una pérdida material te reconecta con algo espiritual, bienvenida sea la pérdida…” Ricardo Perret.

📷 Unplash - Nathan McBride

Estoy Harta de Vivir con Miedo!  

Gabriela Junco

Desconozco el momento en que leerás este texto, pero para mí ha pasado sólo día y medio después de vivir el miedo de sentir que estaba temblando de nuevo, el temor a las consecuencias de esa sacudida. Posiblemente tengo algo de tremofobia.

Los grados no importan, pero sí lo que todo el cuerpo manifiesta: entumecimiento de brazos y piernas, el corazón late rápidamente, la respiración se acelera. Sin embargo, no hubo derrumbes  ni tragedias, seguimos aquí, gracias al cielo, gracias a Dios, gracias al universo…GRACIAS.

Los temblores se suman a la lista de un aparente «cuento de nunca acabar». Nos hemos sobrepuesto y aceptado que la vida no danza a nuestro son. Hemos aprendido suave (o de trancazo) que una de nuestras mejores formas de seguir en pie es la ADAPTACIÓN. No gustara o no, desde hace más de dos años hemos tenido que dejar nuestros berrinchitos y nos hemos tenido que acomodar a los acontecimientos que no dependen de nuestra voluntad. Resistimos meses encerrados o semi encerrados a causa de una pandemia. Hemos tenido que encontrar la paciencia en cada uno de los recursos de los que hemos echado mano para sobrevivir a la tristeza, al desánimo, a la frustración, para luego levantarnos.

Después llegaron las vacunas, una se sentía más liberada; a punto de agrandar las zancadas para recorrer nuevamente el mundo, pero los noticieros no cesaban de anunciar las últimas nuevas:

• hay otra variante de COVID, no baje la guardia (¿ya es la 37, 901?)
• pronto llegará la viruela del mono (¡me relleva!)
• en India ya encontraron los primeros casos de la fiebre (o gripe) del tomate (¿carreritas para ver quién jode más al mundo?)
• el volcán Popocatépetl ha hecho erupción varias veces, tenga cuidado con las cenizas (¡YA, POR FAVOR!)

Aunado a ello, llegaban mensajes de que el primo de mi tío falleció (¡qué tristeza!); al papá de un buen amigo le acaban de diagnosticar leucemia (¡uff!); asaltaron a tales y cuales amigos en el microbús, a mano armada (¡esto está del nabo!).

Corres para un lado y una mala noticia emerge; entonces, tomas airee, corres para el otro y un mensaje más te desinfla… ya no hay a dónde ir para sentirse a salvo… te dan ganas de hacerte bolita para protegerte o de desaparecer… pero no es posible… ME DOY.

No hay cuerpo ni mente que resista tantas malas noticias; la sensación latente de estar en gran peligro parece no terminar. Debo admitirlo, el miedo a morir es inconsciente pero continuo. Pero no sólo eres tú, muchas personas están sintiendo lo mismo. Incluso han notado que se han vuelto más agresivas o que se sienten intranquilas y angustiadas en todo momento (¿en qué etapa del duelo por un evento traumático nos encontramos?).

¡No quiero vivir con miedo!

Es tan cansado vivir “peleando” por no estar en peligro. No sabemos en qué momento dejaremos de existir ni cuál será la causa. Es tan, pero tan honda toda esa sensación de indefensión, mas ¡aquí seguimos!

Cerré los ojos, respiré lentamente hasta llenar mis pulmones y fui exhalando poco a poco. Nada más existía. ¡Logré sentirme más tranquila! Repetí el ejercicio estuve en silencio unos minutos. Mientras lo hacía, pasaron por mi mente imágenes de todo aquello que me dio miedo, pero en algún instante, apareció la playa, un sendero entre el bosque, los amigos, la familia… ¡qué sensación tan agradable; cómo me llenaba de alegría, de esperanza, de deseos de volver a disfrutar!

Algo se activó en mi interior y decidí que debía reencontrarme con las actividades que me dieran alegría, esperanza, una ilusión. Me di a la tarea de recordar todos los pendientes que tengo: traducir nuevos artículos; compartir ese excelente audio en inglés con mis alumnos para que les dieran ganas de comentar lo que piensan; practicar con más amor y fuerza esos pasos de flamenco que aún no salen “limpios” e integrarlos en cada uno de los bailes… Comprendí a cabalidad aquello de dejar el control, “Dios sabe por qué hace las cosas”, “Todo pasa por algo”…

Supongo que la mente conectó con todo aquello que se siente bien en el cuerpo y encendió una pequeña llama. En todos lados comencé a ver posibilidades de realizar una nueva actividad, de hacer mejor mis tareas pendientes. Era momento de voltear de nuevo a ver la belleza y el gozo de lo más elemental: el aroma del romero de mi balcón, el colibrí que ahora toma del bebedero, saborear sorbo a sorbo un calientito té de canela. ES MOMENTO de hacer nuestra propia suma de todo lo bueno que nos rodea. Ahora estoy dispuesta a concentrarme en todo lo que me genere buen ánimo.  

Tal vez me digan que eso no es otra cosa más que una manera de evadir la realidad, pero es lo que ahora necesito. Dicen los que saben, y han estudiado más a fondo la mente humana, que fortalecer la mente es un mecanismo de adaptación fundamental para recuperarse de las circunstancias adversas.* Creo que eso fue con lo que conecté mientras meditaba.

Ahora toca ponerle atención a redescubrir nuestras fortalezas, a desarrollarlas a nutrir el concepto que tenemos de nosotros mismos.* Es necesario revisar las creencias que nos recuerdan que somos capaces lograr nuestros proyectos. Prefiero vivir pensando que todo va a estar bien, que ocurrirá lo más favorable, elijo vivir así. Como dice nuestra querida Cristina Pacheco: “Aquí nos tocó vivir”. El peligro existe, pero no hay de otra más que tomar precauciones, hacerse responsable de lo que a cada uno toca y, sobre todo, aprender a vivir en plenitud y confianza.

*Navarro Tomás. Fortaleza emocional. Toma distancia, piensa diferente y atrévete a actuar para adaptarte a los cambios. Barcelona, España, Editorial Planeta S.A., 2015.

📷  Joel Valve - Unsplash